lunes, 4 de septiembre de 2017

¿No será que la nube tóxica es la Comunidad de Madrid?



Me vais a decir que soy un agorero, un aguafiestas y un catastrofista. Me vais a decir eso o quizás no, pero ahí va mi reflexión de esta semana.


Septiembre 2017, incendio en una planta (privada) que acumulaba productos químicos para su reciclaje en Fuenlabrada y que tenía autorización de la Comunidad de Madrid. Riesgo para la población y orden de clausura de los habitantes de tres poblaciones madrileñas.


Mayo 2017, incendio en una nave de residuos (privada) en Arganda y orden de desalojo de cinco colegios y desalojo de la población en 500 metros a la redonda. Contaba con los permisos correspondientes de la Comunidad de Madrid y había sido objeto de otro incendio de parecidas características en 2013


Agosto 2016, incendio en una planta ¿clausurada? de reciclaje de pinturas, disolventes y otros productos peligrosos en Chiloeches (Guadalajara) con evacuación del polígono industrial y varios días de alerta por posibles intoxicaciones.


Mayo 2016, incendio en un depósito ilegal (¿consentido?)  de neumáticos para ¿reciclaje? en Valdemoro y Seseña y que causó una enorme contaminación, la evacuación preventiva de cientos de vecinos y una más que probable tremenda irresponsabilidad por parte de las autoridades ambientales de las Comunidades de Madrid y Castilla-La Mancha.


Si nos paramos, con mala leche, que conste, a analizar todos estos sucesos hay varias cosas que rechinan, al menos a esta sandía.


Una. Todos son incendios de plantas de ¿reciclaje? de productos peligrosos.


Dos. Todos son incendios en plantas de ¿reciclaje? de productos peligrosos PRIVADAS.


Tres. Todos son incendios en plantas de ¿reciclaje? de productos peligrosos, privadas y en o cerca de la Comunidad de Madrid.


Cuatro. Todos son incendios en plantas de ¿reciclaje? de productos peligrosos, privadas y en o cerca de la Comunidad de Madrid con más que sospechosas actividades, algunas de ellas denunciadas hasta la saciedad por esos agoreros de ecologistas.


Cinco. Muchas de estas industrias tenían permisos en vigor.


Es seguro que no tienen nada que ver unas cosas con otras, pero bien que lo parecen. Lo parecen porque durante muchos, muchos años los residuos han sido tratados como un NEGOCIO, (cuantos congresos y congresillos sobre las posibilidades de negocio alrededor de la basura).


Muchos, muchos años y muchas autorizaciones a empresas, más o menos cualificadas, que como en las pelis de gánsters, servían de tapaderas para un PELOTAZO de muchos “amiguetes”.


Y una casualidad más, la de que se den en una Comunidad autónoma (o en sus alrededores) líder en la exención de responsabilidades, en la flexibilización de criterios ambientales y en el desparpajo para eludir las leyes ambientales, por los particulares y por las administraciones públicas (recordar sino a doña Espe o a Gallardón saltándose a la torera los estudios de impacto ambiental de la M-30 y la M-501) que deberían dar ejemplo justo de lo contrario.


Si a esto le unimos que durante los años de la burbuja inmobiliaria (todos gobernados por el Partido Popular en la Comunidad de Madrid) se construyó desaforadamente en nuestra región y eso generó una cantidad ingente de productos de desecho, generadores de “negocio” y que, según nuestros regidores autonómicos, se gestionaban mejor de forma privada, tenemos un buen gintonic ambiental.


No sé si las casualidades existen o no, yo creo que no, pero lo que es evidente, es que llevámos un par de años de incendios en empresas que eran un “negocio” y ahora parece que no lo son tanto y lo peor de todo, ponen en grave riesgo a las poblaciones cercanas y sin ningún género de dudas, agravan los problemas ambientales que soporta nuestra región y nuestro planeta.


Y si estuviera equivocado, encantado de reconocer mi error, pero mucho me temo que…

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