No sé si lo dijo alguien antes de mi o si no, lo digo yo ahora. “Vivir
es una actividad peligrosa”.
Es peligroso comer según que cosas, a largo y a corto.
Es peligroso andar por determinados sitios a según que
horas.
Es peligroso ser minero o piloto de pruebas.
Por supuesto es peligroso conducir un coche e ir en bici,
por supuesto.
Quienes conocéis a esta sandía, sabéis que llevo más de 25
años montando en bici regularmente y los últimos 15 he usado la bici como medio
de transporte. Y he tenido sustos, claro que he tenido sustos, y ¿quien no ha
tenido sustos cruzando a pie un paso de cebra* o un semáforo en verde para los
peatones?. ¿Quién no ha sentido un sobresalto cuando un coche nos adelantaba en
la autovía a una velocidad “inapropiada” o pegaba un volantazo delante nuestro
o calculaba mal la distancia de adelantamiento y casi nos comía?. Claro que he
tenido sustos. Pero no es de eso de lo que va este cuento.
Este cuento de hoy va del odio que algunos conductores
sienten por todo aquello que no tenga cuatro ruedas y un motor de explosión. Y aquí
da lo mismo una moto, pequeña o grande, una bici o un viejo o un niño cruzando
una calle.
Seguro que los habéis visto. No frenan hasta el último
instante. Calculan al milisegundo el tiempo que tardas en llegar al paso de
cebra y siempre calculan que les da tiempo pasar delante de ti.
Son los mismos que cruzan las ruedas por encima
de la línea continua de los semáforos o los mismos que te pitan exactamente dos
centésimas de segundo después de ponerse el semáforo en verde.
Son esos conductores que te echan la bronca por cruzar un
semáforo montado en la bici o que hacen amago de atropello y te llaman de todo
si lo haces en un paso de cebra (alguna experiencia directa tengo) o te pitan
si vas por el centro de una calle de una sola dirección, evitando en la medida
de los posible, los despistados conductores y conductoras que abren puertas sin
mirar quien viene detrás.
Son también los mismos que en el bar o en la comida de empresa
o familiar, siempre critican a los “ciclistas que no cumplen con las normas de
tráfico”, como si ellos fueran la madre Teresa de los conductores o como si los
peatones no cruzaran por sitios prohibidos. Y es que, las normas de tráfico
para los ciclistas se las saben de memoria, pero luego ellos hacen todas las “pirulas”
del mundo y encima, se ríen.
Son los mismos que ante un atropello de ciclistas, callan y
piensan, “algo habrán hecho”. Suelen ser los mismos que lo miden todo en su
vida en base a los caballos de su coche y el peso de sus co…..
Y es verdad que han sido mujeres las tristes protagonistas
de los últimos atropellos. Es verdad que además iban hasta el culo, pero no
penséis que eso les esculpa a los señores, fascistas de la carretera, que no.
La semana pasada tuve dos sustos de esos. De los que te echan
de la carretera porque su coche es más grande. De los que te adelantan, poniéndote,
poniéndose y poniendo al que viene de frente en grave riesgo, todo para llegar
al siguiente semáforo 15 segundos antes que tu, eso si, luego te piden
disculpas, y supongo que si te matan les dará una ataque de ansiedad y te
llevarán flores al cementerio. Si, se que es duro, pero es que me va la vida en
ello.
Acabo. Solo pido que aquell@s a quienes os ponga nerviosa o
no entendáis porque una bicicleta circula por vuestra carretera, POR FAVOR, no
cojáis el coche. Gracias.
Nota: Escribí esta entrada ayer martes 23 de mayo y no la publiqué por respeto a lo sucedido en Manchester. Luego me enteré del asesinato de una persona mayor en Torrejón por el puñetazo de un conductor airado por criticarle su exceso de velocidad. Mi solidaridad con la familia de este hombre y con la de tod@s los que sufrimos a estos sinverguenzas de cuatro ruedas y ningún cerebro.
Nota: Escribí esta entrada ayer martes 23 de mayo y no la publiqué por respeto a lo sucedido en Manchester. Luego me enteré del asesinato de una persona mayor en Torrejón por el puñetazo de un conductor airado por criticarle su exceso de velocidad. Mi solidaridad con la familia de este hombre y con la de tod@s los que sufrimos a estos sinverguenzas de cuatro ruedas y ningún cerebro.
Hay queda eso
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo
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