Escuché la semana pasada una cuña radiofónica que me puso
casi todos los pelos, el vello o lo que se os ocurra que pueda ponerse, de
punta.
El anuncio decía: “Me enseñó a montar en bici” nunca le ganará
a “me regaló mi primer coche”. Tú eliges cómo quieres ser recordado. Porque
ahora con SEAT, cuanta más alta sea la nota del examen de selectividad de tu
hijo, más alto será el descuento que recibas para su próximo coche.
La verdad es que no sé cómo decíroslo, pero me parece
amoral, me parece antisocial, me parece decadente, casposo, melifluo, absurdo,
pero sobre todo me parece de una brutalidad ecológica y humana rallando en lo
perseguible penalmente.
¿A qué mente
calenturienta se le ha ocurrido semejante aberración?.
A una, que desde luego no se ha dejado la mitad de los
riñones y todos los músculos de la región lumbar intentando enseñar a sus
hijos/as, sobrinos/inas a montar en bici.
Y es que, además del dolor que tal práctica reporta al
progenitor/a, que suelen ser los actores de estas prácticas, ¿cómo valorar el
miedo a una caída?, ¿el desconsuelo que estas provocan?, ¿los minutos de
contacto directo entre padres e hijos, agachados sobre el sillín o apoyados en
el baño lavando las rodillas de los infantes/as?. Escenas estas que se producen
además, en un momento central de la vida, aquel que representa el primer paso
hacía la emancipación, el primer paso de autonomía que los padres/madres les
otorgamos a los hijos, montar en bici e irse por ahí, al otro lado del parque.
Ese momento mágico es sustituido en este anuncio por el
talonario bancario, además obviando que la mayoría de los padres/madres, no
podrán comprar un coche nuevo, ni con un 10 ni con un 14 de sus hijos en la selectividad.
Olvidando que una relación familiar jamás se puede sustentar
en el tener y no en el ser.
Pero no importa la mierda de familias a las que pueda
representar este eslogan, lo importante es vender coches. La ley del Mercado
por encima de la Ley
de la Vida.
Ya no habló pues de ecología, de movilidad sostenible o de
reducir la contaminación, hablo de hacer de los padres/madres y de los hijos/as
sujetos de unas relaciones basadas en el amor y el respeto y no en la cantidad
de regalos superfluos que puedan pagarse.
Desde luego si mi hija me dijera alguna vez esto que dice el
anuncio de SEAT, me sentiría fracasado como padre y como persona. Ahora bien.
¿Se sentirán fracasados los ejecutivos de SEAT como miembros preponderantes de
nuestra sociedad? Eso que tanto les gusta defender a la CEOE y a la derecha política.
No, a ellos les importa un pimiento que valores trasmiten siempre
que vendan y que quien transmite el mensaje sea “el mercado” y no la responsabilidad, la moral y la
ética.
Yo de momento no me compro un SEAT y seguiré enseñando a
montar en bici a quien me lo pida. Me parece infinitamente más importante y más
saludable.