Parto de la idea generalizada de que todos los adultos,
padres o no, tenemos la convicción, bastante basada en la práctica, que de
nuestros adolescentes y jóvenes (hijos incluidos) son bastante “vaguetes” y “hedonistas”.
Como si nosotros hubiéramos sido los más currantes del mundo. Yo y tu, y él/ella, nos escaqueábamos todo lo que podíamos y sabíamos ¿o no?.
Como si nosotros hubiéramos sido los más currantes del mundo. Yo y tu, y él/ella, nos escaqueábamos todo lo que podíamos y sabíamos ¿o no?.
A partir de esta idea, la derecha construyó lo de la “cultura
del esfuerzo” y que no había que darles regalado nada a nuestras nuevas
generaciones (Doña Esperanza “de las huidas” ha sido una de las más firmes
defensoras) y que había que exigir la “excelencia” a nuestros educandos y
educadores.
Mira tú que a nuestros gestores y gestoras no, a lo que parece, al menos en la Comunidad de Madrid que es lo que más conozco, pero de oídas me llegan que ni en Extremadura, ni en Cataluña, ni en ….
Mira tú que a nuestros gestores y gestoras no, a lo que parece, al menos en la Comunidad de Madrid que es lo que más conozco, pero de oídas me llegan que ni en Extremadura, ni en Cataluña, ni en ….
Hay, y aunque lo parezca no cambio de tema, un principio del entrenamiento deportivo que
me parece muy útil sacar a colación: Tan dañino y perjudicial para la
consecución de objetivos es la falta de entrenamiento como el
sobreentrenamiento, siendo incluso este mucho más perjudicial, pues nos pilla desprevenidos
(todos/as sabemos cuándo no hemos hecho lo suficiente pero pocas veces caemos
en que nos hemos “pasao” de rosca) y además es más costosa su recuperación pues
supone parar, para luego volver a empezar.
Digo esto, porque observando y queriendo ser objetivo, veo
que mi hija (y sus compañeros de instituto y de otros institutos), en primero
de bachiller, se pasa una media de cuatro horas diarias pegada a los libros en
diario (una hora más en tiempo de exámenes) y los fines de semana mínimo una
tarde y una mañana (enteritas) sino todo el fin de semana con los dichosos
exámenes (las actividades extraescolares en Bachiller son imposibles de
compatibilizar).
Podría pensar, y lo he pensado, que es un problema de mi
hija, pero al menos, no es solo de mi hija en su clase, pero es que en la
reunión de inicio de curso para bachiller la Directora del Insti insistió mucho
en que el Bachiller exige un mínimo de 3 horas diarias de estudio en casa y los fines de semana 6 horas entre
viernes, sábado y domingo excepto en época de exámenes. Y no veáis como se
esmeran para que sea así.
Para los que aún no habéis echado las cuentas eso significa
que con 16 años tienes una jornada semanal de (6 horas de insti más 3 de estudio
diario, más 6 horas el finde) 42 horas de curro, de las cuales, 18 horas son
en casa. Esto sin exámenes, con exámenes podemos llegar tranquilamente a las 50
horas.
Por cierto, los exámenes se concentran en un par de semanas,
pero en varias asignaturas se van diseminando a lo largo del trimestre para
evitar la acumulación de contenidos lo que en la práctica nos obliga a estar
con la “guardia levantada” todo el tiempo.
Podría pensar entonces que es nuestro Insti. Pero que va. En
otros es parecido. Mi sobrina que ahora tiene 21 años y estudio en un
concertado religioso, más o menos lo mismo.
Mi pregunta es ¿No es esto un sobreesfuerzo?. Yo creo que sí.
Creo sinceramente que nos han vuelto a vender una moto más
del Neoliberalismo con esto de la “cultura del esfuerzo”. Creo que estamos
reventando a nuestros jóvenes para evitar que lleguen a la Universidad con
ganas de ser “críticos” y autónomos y para evitar que puedan pensar en nada más
que estudiar y “esforzarse”.
Estamos además educándoles en que no basta con el tiempo “oficial”
y que la “cultura del esfuerzo” obliga a hacer “horas extras”. Si aprendemos
esto con 16 años ¿Cómo nos vamos a negar a quedarnos (“by de face”) unas horillas
más cuando encontremos trabajo si es que lo encontramos?. Es más. Esta “cultura
del sobresfuerzo” es absolutamente desmotivadora, desmoralizante e influye
negativamente en la autoestima adolescente.
Pero además, con estos horarios ¿Cómo vas a poder tener
amigos/as, practicar deporte, salir al campo, ver a tus abuelos, tener muchas novias/os, ser voluntario,
tener tiempo libre, relacionarte con tus padres de otra manera que no sea el ¡¡¡estudia no te distraigas!!!?.
Menos mal que han inventado el Whasspp que sino (aunque eso
necesita otra reflexión sandiaria).
Lo que más me sorprende es la cantidad de hijos de papá, con
dos o tres carrerasen Universidades privadas. ¿Será que son más inteligentes y abnegados, o será otra
cosa?. Ahí lo dejo.
Acabo. Tengo la sensación de que la “cultura del esfuerzo”
ha sobrevenido en “cultura del sobreesfuerzo” y quizás dentro de unos años,
sino ya, nos demos cuenta de que estamos quemando a nuestros jóvenes a los que
además no les estamos proponiendo ningún futuro. Mal rollo.