viernes, 21 de noviembre de 2014

¿Cultura del esfuerzo, del sobresfuerzo o nos la han vuelto a colar?



Parto de la idea generalizada de que todos los adultos, padres o no, tenemos la convicción, bastante basada en la práctica, que de nuestros adolescentes y jóvenes (hijos incluidos) son bastante “vaguetes” y “hedonistas”. 

Como si nosotros hubiéramos sido los más currantes del mundo. Yo y tu, y él/ella, nos escaqueábamos todo lo que podíamos y sabíamos ¿o no?.


A partir de esta idea, la derecha construyó lo de la “cultura del esfuerzo” y que no había que darles regalado nada a nuestras nuevas generaciones (Doña Esperanza “de las huidas” ha sido una de las más firmes defensoras) y que había que exigir la “excelencia” a nuestros educandos y educadores. 

Mira tú que a nuestros gestores y gestoras no, a lo que parece, al menos en la Comunidad de Madrid que es lo que más conozco, pero de oídas me llegan que ni en Extremadura, ni en Cataluña, ni en ….


Hay, y aunque lo parezca no cambio de tema, un principio del entrenamiento deportivo que me parece muy útil sacar a colación: Tan dañino y perjudicial para la consecución de objetivos es la falta de entrenamiento como el sobreentrenamiento, siendo incluso este mucho más perjudicial, pues nos pilla desprevenidos (todos/as sabemos cuándo no hemos hecho lo suficiente pero pocas veces caemos en que nos hemos “pasao” de rosca) y además es más costosa su recuperación pues supone parar, para luego volver a empezar.

Digo esto, porque observando y queriendo ser objetivo, veo que mi hija (y sus compañeros de instituto y de otros institutos), en primero de bachiller, se pasa una media de cuatro horas diarias pegada a los libros en diario (una hora más en tiempo de exámenes) y los fines de semana mínimo una tarde y una mañana (enteritas) sino todo el fin de semana con los dichosos exámenes (las actividades extraescolares en Bachiller son imposibles de compatibilizar).

Podría pensar, y lo he pensado, que es un problema de mi hija, pero al menos, no es solo de mi hija en su clase, pero es que en la reunión de inicio de curso para bachiller la Directora del Insti insistió mucho en que el Bachiller exige un mínimo de 3 horas diarias de estudio  en casa y los fines de semana 6 horas entre viernes, sábado y domingo excepto en época de exámenes. Y no veáis como se esmeran para que sea así.


Para los que aún no habéis echado las cuentas eso significa que con 16 años tienes una jornada semanal de (6 horas de insti más 3 de estudio diario, más 6 horas el finde) 42 horas de curro, de las cuales, 18 horas son en casa. Esto sin exámenes, con exámenes podemos llegar tranquilamente a las 50 horas.


Por cierto, los exámenes se concentran en un par de semanas, pero en varias asignaturas se van diseminando a lo largo del trimestre para evitar la acumulación de contenidos lo que en la práctica nos obliga a estar con la “guardia levantada” todo el tiempo.


Podría pensar entonces que es nuestro Insti. Pero que va. En otros es parecido. Mi sobrina que ahora tiene 21 años y estudio en un concertado religioso, más o menos lo mismo.


Mi pregunta es ¿No es esto un sobreesfuerzo?. Yo creo que sí.


Creo sinceramente que nos han vuelto a vender una moto más del Neoliberalismo con esto de la “cultura del esfuerzo”. Creo que estamos reventando a nuestros jóvenes para evitar que lleguen a la Universidad con ganas de ser “críticos” y autónomos y para evitar que puedan pensar en nada más que estudiar y “esforzarse”.


Estamos además educándoles en que no basta con el tiempo “oficial” y que la “cultura del esfuerzo” obliga a hacer “horas extras”. Si aprendemos esto con 16 años ¿Cómo nos vamos a negar a quedarnos (“by de face”) unas horillas más cuando encontremos trabajo si es que lo encontramos?. Es más. Esta “cultura del sobresfuerzo” es absolutamente desmotivadora, desmoralizante e influye negativamente en la autoestima adolescente.


Pero además, con estos horarios ¿Cómo vas a poder tener amigos/as, practicar deporte, salir al campo, ver a tus abuelos, tener muchas novias/os, ser voluntario, tener tiempo libre, relacionarte con tus padres de otra manera que no sea el ¡¡¡estudia no te distraigas!!!?.


Menos mal que han inventado el Whasspp que sino (aunque eso necesita otra reflexión sandiaria).


Lo que más me sorprende es la cantidad de hijos de papá, con dos o tres carrerasen Universidades privadas. ¿Será que son más inteligentes y abnegados, o será otra cosa?. Ahí lo dejo.


Acabo. Tengo la sensación de que la “cultura del esfuerzo” ha sobrevenido en “cultura del sobreesfuerzo” y quizás dentro de unos años, sino ya, nos demos cuenta de que estamos quemando a nuestros jóvenes a los que además no les estamos proponiendo ningún futuro. Mal rollo.

jueves, 13 de noviembre de 2014

Nacho, no me devuelvas el IRPF e inviertelo en lo que necesitamos.



Me dicen que Nacho González, el  casi candidato, va a rebajar el IRPF.

Me dicen que a mí, más menos me van a dar 8€ más al mes. Rico, rico, lo que se dice rico, me da que no me voy a volver.

Pero claro pienso. Me van a dar 8€ al mes, a mí y a un montón de gente más (unos 250 millones de euros en calculan en total) y pienso. ¿No sería mejor invertir esos millones en algo interesante, que no darme 8€ al mes con los que no tengo ni para el bonometro?

A ver, se me ocurre.

Con 250 millones se podrían dar cursos de reciclaje para desempleados de larga duración. Pongamos que 50 millones para gestión de los cursos (que ya es gestión) y tendríamos a 17.000 personas (mi compañera, o mi cuñada, o mi otra cuñada) cobrando 1.000 € durante cuatro meses y a 51.000 desempleados/as de larga duración reciclados, en un año. Vaya, que se me ocurre.

Con 250 millones se podría abaratar el Abono Transporte para jubilados, parados, niños, jóvenes y desahuciados. Vaya, para los colectivos que más están sufriendo la crisis (extender el abono joven a los 26 años, que ahora está en los 23, costaría según dicen en la Comunidad de Madrid, unos 25 millones) y seguro que sobraba para recuperar todas los trenes y autobuses que nos han quitado en los dos últimos años. Que digo yo que se podría, vaya.

Con 250 millones podríamos incluir en la Seguridad Social los gasto dentales de todos los niños y ancianos (unos 30 millones), podríamos dedicar 100 millones a crear camas para media y larga estancia (que mi tía se rompió la cadera y está pagando un pico en una residencia), podríamos también invertir otros 100 millones en arreglar las maquinas estropeadas que obligan a alargar las listas de espera y a derivar pacientes a la Sanidad Privada, y también podríamos dedicar 20 millones en enfermeras y médicos de refuerzo en los Centros de Salud. Que pienso yo que también se podría hacer esto.

En Educación también vendría bien, en Justicia, en Dependencia, no digamos ya en lucha contra la contaminación o en pagarles la luz y el agua a quienes no pueden pagarla.

Vaya que 8€ al mes para mí, no me solucionan nada, pero 250 millones para todos los madrileños, nos arreglan bastante. 

Por ello pienso yo que esto de las rebajas fiscales a nosotros, a  los de Villaverde, a los de un sueldo y una nómina no nos sacan de pobres, pero seguro que para los La Moraleja, los de las SICAP y las cuentas en las Islas Caiman ya encontrarán las vueltas para que en vez de 8 les devuelvan 80.000, y ser un poco más ricos con la pasta de todos. ¿Qué, que no?