jueves, 29 de mayo de 2014

Pablo y las Armas



Os pido que antes de leer esta entrada Sandiera, veáis el enlace a YouTube que la acompaña.



Pues mira tú. Ya sabía yo que había muchas cosas que me diferenciaban de este Pablo Iglesias posmoderno de perilla y coleta, y mira tú por donde, está también y no es pequeña. 


Mientras él me llama "de la casta" (que hay que reconocerle que el slogan es bueno, pues le dice a la gente, lo que la gente quiere oír y sobre todo, es lo suficientemente insultante como para joder a los que ni somos ni hemos sido nunca casta). 


Pues eso, que mientras él me llama “casta”, a mí, objetor de conciencia, militante de MOC (Movimiento de Objeción de Conciencia) pacifista y ecologista desde los 80, me repugna, que quien parece estar por encima del bien y del mal, señalando las faltas de los demás, defienda la violencia con un discurso trasnochado y belicista, que aparenta ser defensor de las minorías y de los oprimidos, pero que como demostraron Gandhi o Martin Luther King (por cierto, al que no nombra ente los Norteamericanos a tener en cuenta, debe ser que no le venían bien para su perorata) no es la mejor forma de que el Pueblo se libere de la opresión.


Ser de izquierdas no es fácil. Sobre todo, porque ser de izquierdas hoy, en el siglo XXI, como lo ha sido siempre, al menos para mí, es sobre todo ser consecuente y comprometido, pero con todo y para todo, no solo para lo que me conviene.


Ser de izquierdas hoy, para mi, en el siglo XXI, es saber que el Planeta no es una vaca a la que ordeñar hasta su extinción, sino el lugar, patrimonio de todas y todos, que cuidar y proteger.


Ser de izquierdas hoy, en el siglo XXI, para mí, es denunciar la injusticia (como siempre) y luchar contra ella con todas las herramientas, pero sabiendo que la violencia nunca ha hecho pueblos más libres y más justos y en la historia tenemos muchos ejemplos.

Ser de izquierdas hoy, como ayer, como siempres es asumir la NO VIOLENCIA como unica herramienta en la resolución de conflictos y lo contrario es, NO ser de izquierdas.


Decir que un pueblo desarmado no puede luchar contra la violencia del Estado, es no haber avanzado nada intelectualmente desde 1917. 


Es obviar que la India consiguió su independencia sin violencia. Que los derechos civiles en EEUU se consiguieron sin violencia. Que las grandes transformaciones democráticas y sociales en Europa y en Latinoamérica, se han conseguido sin violencia (aun soportando regímenes autoritarios, muerte y tortura, la salida violenta nunca ha sido la mejor para la gente, y si para las minorías).


Defender la violencia y el portar armas como un valor de la izquierda es una absoluta barbaridad, que habla bastante a las claras de quien y sobre todo, de que ideas, tiene este personaje.


Hace unos años participé en un debate en La Tuerca sobre Cambio Climático y salí con la sensación de que el presentador (Pablo Iglesias, como no) además de borde (hasta el representante de EQUO me agradecío que le ayudara ante los ataques de Pablito), tenía ideas bastante trasnochadas. Me pareció, perdonarme la expresión un Zolocotroco. Veo que esa primera impresión no era muy equivocada.
 

Pero está bien. Con gente así, yo no voy a ningún sitio y eso me reafirma en mis ideas. Ser de izquierdas hoy, en el siglo XXI no es ser como este Pablo Iglesias.

martes, 27 de mayo de 2014

Gestión de Lodos, Gestión de Locos.



Leo en el periódico que era de la progresía y ahora no sabemos, que el Ayuntamiento de Madrid tiene cerradas las dos plantes de tratamientos de lodos de depuradora que tenía cedidas a empresas privadas. Eso que los muy liberales gestores populares publicitan como la mejor forma de gestionar lo público (ya veo yo que no mucho, pero…).

Dice el periodista, poniéndolo en boca de los responsables municipales, que el problema es que con la reforma eléctrica del Señor Ministro Soria (vaya, cargarse las Renovables para darles más beneficios a las eléctricas del Oligopolio) ya no son rentables esas plantas millonarias (52 millones del ala costaron) que pagó el Ayuntamiento y parte la Unión Europea y que claro, las empresas si no les son rentables, pues las cierran.

Dice también, que ahora tiran los lodos, ahí, en San Martín de la Vega (que manía con echarnos a los del Sur toda la mierda de los del norte, por cierto), eso sin, sin permisos, sin precauciones, sin la más mínima medida de control y prevención (vaya, muy liberalmente, como son ellos, mi interés por encima del de todos, je, je.)

Y entonces voy yo y me pregunto: ¿No era mejor la gestión privada que garantizaba, calidad, ahorro y eficacia?. Pues bonita eficacia, en cuanto hay un problema cerramos, despedimos a los trabajadores y la basura al campo, pero no como abono, sino como desperdicio (en todos los sentidos de la palabra).

Y uno piensa. ¿Si eso lo hubiera gestionado la Seña Botella directamente (bueno ella, no, Dios nos libre, los técnicos municipales) que hubiera pasado?.

Pues que seguramente ahora tendríamos al Ayuntamiento Botellín encima de la chepa Soriana presionando para que cambiara, pero tendríamos también las plantas a pleno rendimiento, la inversión en funcionamiento, los trabajadores en su puesto y sobre todo, tendríamos nuestros campos limpios y sin peligro para quienes viven cerca (mi hermano, cuñada y sobrinos, entre otros).

Y no es baladí. 

Estamos asistiendo a una privatización de todo y de todos. Ha faltado poco para que nos privatizaran la Salud y todo, según ellos (los Gonzalez, Esperanzas, Rajoys y Botellines) en aras del ahorro, la eficiencia y la mejor gestión.

Si claro. La mejor gestión, si no hay problemas, que si los hay, a tomar vientos la eficacia, el ahorro y la gestión. Cerramos, despedimos y vertemos donde haga falta.

Y lo demuestra que la Comunidad de Madrid tiene una planta gestionada por el Canal de Isabelita Segunda, medio público aún, y la planta sigue abierta. ¿Por qué?, porque es un Servicio Público y los Servicios Públicos no se cierran.

Más allá del tremendo problema ambiental y económico que genera que nuestros residuos no se gestionen como se nos promete y como se debe (veremos las multas que la UE nos va a poner, tiempo al tiempo), este hecho demuestra que los Neoliberales del PP no gestionan mejor, ni se gestiona mejor dejando los servicios públicos en manos de las empresas privadas. Lo único que hacen es darle el negocio, cuando lo hay, a sus colegas y ya veréis como al final se tiene que hacer cargo el Ayuntamiento Botellín y correr con los gastos de la juerga privatizadora. El Slogan del PP es claro: Privatizamos los beneficios, socializamos las pérdidas.

Seña Botella, le queda poco, pero que largo se nos está haciendo.

miércoles, 21 de mayo de 2014

CUANDO EL TAMAÑO, SI IMPORTA



Oigo en una radio hablar del Cambio Climático. En concreto que los glaciares de la Antártida (que vete tú a saber dónde queda eso) están retrocediendo, apunto de llegar al punto de no retorno.

También, agoreros ellos, hablan de que en Groenlandia (algo más cerca, creo, pero también legiiiisiiiimos) la banquisa (masa helada del centro de Groenlandia, con una extensión de más de 2 millones de Kms cuadrados de extensión, así como 4 veces nuestro pequeño país, España) está deshelándose a un ritmo, ya tal alto, que ha sobrepasado ese punto de no retorno a partir del cual es imposible que vuelva a helarse en la misma magnitud.

.- ¿Y qué? -me dice un señor que pasa por debajo de mi ventana al que le grito la mala nueva-.

.- ¿Y qué?, - le digo- pues que solo con el deshielo de Groenlandia, el mar puede llegar a subir unos siete metros. Uno de aquí a mitad de siglo.

.- Y a mí que -Me responde- Pongo la toalla más arriba, o que la Ministra de Medio Ambiente eche un poco más de  arena a la playa.

.- Que no hombre -le digo yo-. Que no. Pon la mano a un metro del suelo.

Y el ciudadano, va y pone la mano más o menos por su cintura. 

.- Ya -me dice-, ¿Y qué?

.- Pues eso, que el metro que sube el mar es eso. No es un metro menos de playa. Es que nos quedamos sin playas, sin puertos, sin chiringuitos, sin hotelitos en primera línea, sin ventanas en los restaurantes sacudidos por el oleaje invernal, sin paseos marítimos, sin Playa de la Concha y sin Moll de la Fusta.

.-Pues a mí plin, yo vivo en Villaverde y hasta aquí no creo que llegue el agua.

Esta conversación, o una parecida, me ha tocado mantener los últimos 15 años en cuanto hablaba de las consecuencias del deshielo de los polos y del aumento del nivel del mar. En cuanto hablaba del Cambio Climático, no como la suma de unas emisiones de CO2, que vete tú a saber qué es eso, sino como la constatación de que nuestro planeta está enfermo y nosotros somos los principales culpables de esta enfermedad.

Mientras pensamos en si el metro que sube el nivel del mar es así o asá, retroceden los glaciares, tenemos el invierno más seco en 150 años en Valencia, Alicante, Murcia y Teruel (que para la sequía sí que existe).

Mientras pensamos en donde esta Groenlandia, tenemos las mayores inundaciones en años en Serbia y Bosnia y nos preparamos para una ola de huracanes en el pacífico que puede ser histórica.

Mientras pensamos en si gana el Madrid o el Atleti, si es bueno o malo cerrar al tráfico el centro de las ciudades, si debemos limitar las plazas de aparcamiento o bajar el precio del Transporte Público para dejar de usar el coche, principal fuente de contaminación de nuestra ciudad. 

Mientras pensamos en “que lo hagan otros”, nuestro futuro se consume como un helado de cucurucho. Nos hemos comido la punta y se nos cae el chocolate por todas partes y solo se nos ocurre seguir sorbiendo.

Seguramente algún día nos demos cuenta de que tenemos que apostar SOLO por las energías del Sol y el viento, que el ahorro y la eficiencia CREAN EMPLEO y además alivian la presión sobre los cambios climáticos. 

Algún día nos daremos cuenta y espero que en el cucurucho aún quede helado, pero visto lo visto, me parece que no caerá esa breva y nos daremos cuenta de que se ha acabado, cuando ya no tenga remedio. Hommo contaminatus summus.

miércoles, 14 de mayo de 2014

TAPANDO AGUJEROS



Como ya comenté el otro día, la Señá Botella se ha destapado como una Ecologista radical de mucho cuidado.

Quiere expulsar a los coches de la ciudad (seguro que habrá excepciones entre Jaguares y Mercedes clase Mil) y ahora me entero de que también quiere reducir las emisiones de gases invernadero (ala, toque técnico que siempre queda bien) un 35% en 2020 sobre lo que emitíamos en 2005, (lo que no es mucho si tenemos en cuenta que lo que piden las ONG ambientales y los científicos de la ONU se acerca más a una reducción de ese 35%, pero sobre los datos de 1990), pero en fin, que podemos esperar del Ayuntamiento Botellín.

Y uno se pregunta, ¿a qué viene este esfuerzo por parecer la más verde del escenario?

Mis respuestas son dos:

Que los asesores de la Señá Botella, deben tener más luces y se han dado cuenta de que no basta con el "Relaxin Cup" y que en los temas de Medio Ambiente, Calidad del Aire, cumplimiento de las normas europeas sobre emisiones etc, etc, tenían un agujero de dimensiones siderales, tipo agujero negro vaya. Agujero que como todo agujero negro atrapa a todo el que pase o viva por ahí y lo convierte en cenizas.

La otra, que a falta de propuestas electoralistas más enjundiosas (de más pasta quiero decir y más visualización popular, tipo soterramientos, estaciones de metro o edificios ilustres) pintarse las uñas de verde le iba a venir bien, sobre todo, pensarán ellos, porque la oposición roja, muy roja, pero verde, verde, como que no.

En todo caso, y tras más de cuatro o cinco planes supuestamente “maravillosamente” verderones, que han dormido y duermen el sueño de los justos sin que en el Ayuntamiento Botellín muevan un dedo porque se cumplan y si por hacer nuevos inventos proyectiles (deben tener un montón de asesores, pero ejecutores ni uno), uno tiene la sospecha de que no hay nada más detrás de todo esto que un intento de tapar agujeros. 

Que por mucho que lo envuelvan en celofán, una “catalina” es una “catalina” y termina oliendo mal. Y que quien va con limusina oficial y cinco coches de escolta a la peluquería no puede haber mucha conciencia ambiental, se ponga la Señá Botella como se ponga  y que lo más ambiental que podemos hacer los madrileños es echar las botellas y los botellines en el contendor VERDE.

viernes, 9 de mayo de 2014

Y ahora la Señá Botella nos pasa a todos por la izquierda y encima le tenemos que dar la razón.



Me acabo de enterar de que han aprobado o están a punto, que ni es lo mismo, ni es igual, ya veremos. 

Un Plan de Movilidad para la ciudad de Madrid, cuyo objetivo es “expulsar a los coches del centro de la ciudad”.

Ojos como platos se me han quedado. Las bilis descompuestas y las sienes latentes de indignación.

No por el Plan. No porque las medidas (algunas de ellas discutibles, como ya veremos) si no porque este Plan lo proponga Ana Botella y no los partidos de izquierda y los líderes progresistas de la capital de España.

Lo siento. Sé que no le sentarán bien a todos mis palabras, pero es la que siento.

¿Cuánto hace que aquellos que estamos preocupados y ocupados en temas ambientales y de Movilidad Sostenible dentro y fuera de los partidos de izquierda y progresista venimos diciendo que lo que hay que hacer es reducir los coches en Madrid?. ¿10, 15, 20 años?.

¿Cuántas veces nos han dicho los “estrategas políticos” que no se podía decir eso, que nos iba a costar las elecciones, que eso era de programa de gobierno y no de programa electoral? ¿10, 15, 20 veces?.

¿Cuántas veces me habéis oído decir que esto lo haría Gallardón o el PP y nos quitaría el discurso, la iniciativa y el titular?.

Y lo peor, es que sabemos que esto último, el titular es lo único que le interesa a Botella y la PP de Madrid.

Sabemos que esto no es nada más que una máscara y que lo que quieren hacer es menear la perdiz (aunque algo tendrán que hacer sino quieren que la UE o lo que quede de ella, les meta más caña aún, pues los límites legales de contaminación no se van a aumentar, sino al contrario se irán reduciendo más aún), pero si han conseguido su objetivo, quitarnos a quienes siempre hemos defendido que esto es lo que había que hacer, quitarnos el titular, la iniciativa y la propuesta.

Porque además, y con los parquímetros y la peatonalización de barrios enteros de nuestra ciudad con Gallardón tuvimos la prueba. El PP cuando toma medias para limitar el tráfico lo hace con la boca pequeña y la bolsa grande y además poniendo a toda la ciudadanía en contra, porque su objetivo no es hacernos mejor la vida, sino llenar el bolsillo de sus colegas.

La que parece que se quiere destacar como medida estrella de esta iniciativa es igualar el precio de la ORA al de los Parking privados y de esta forma desincentivar llevarse el coche a Madrid. 

Visto así, de forma superficial, pues puede estar bien, pero ahora profundicemos. 

Igualar el precio de aparcar en la calle al de los párquines privados y no cerrar estos o dejarlos solo como aparcamientos de residentes, supondrá que quien se traiga el coche al centro de Madrid preferirá aparcar en el Parquin antes que en superficie y por lo tanto, lo que de manera soslayada y camuflada entre el discurso ambiental, sostenible y de expulsar a los coches, se pretende, no es otra cosa que fomentar el negocio de los parquines privados, porque ahora mismo están de capa caída. Entre otras cosas, porque se puede aparcar mejor en la calle que hace unos años y es más barato.

Dice la información, que este Plan es fruto del consenso con la oposición (no tengo pruebas para decir que no) y con entidades sociales, aquí sí que no tengo dudas. 

Con los movimientos sociales activos y conocedores de los temas de Movilidad, a saber: el Foro por la Movilidad Sostenible y la plataforma Madrid en Transporte Público, no se ha hablado, nada de nada.

De nuevo, como siempre que está Botella y el PP madrileño por en medio, huele a chamusquina, o lo que es lo mismo, a propaganda electoral y, una posiblemente buena propuesta arruinada por unos gestores sin escrúpulos, que llevan años en el Ayuntamiento de Madrid haciendo buenísimos planes (Plan Director de la bicicleta, sin llevarse a efecto. Plan de lucha contra la Contaminación. Sin llevarse a efecto), pero siempre buscando el titular por el titular y haciéndolo tan rematadamente mal (los parquímetros en Carabanchel o Hortaleza son un ejemplo) que una buena medida se convierta en una cagada.

Seguiré analizando el Plan, si tal Plan existe (ya veremos) e intentaré en la medida de mis posibilidades compartir con vosotros lo bueno y lo malo que tenga. Pero de momento una amarga sensación. Nos ha robado la cartera y encima tenemos que pagar el cine nostros.