Llevamos cuatro, cinco años de “recorte en recorte y tiro porque me quejo”.
Cuatro, cinco años de crisis tras crisis. Hemos aprendido a vivir y a reconocer a la Prima del Riesgo.
Nos han bajado los sueldos, a los funcionarios y a los sin
funcionariar.
Hemos sabido lo que es la privatización y la hemos sabido
diferenciar de la externalización.
Hemos visto y nos hemos opuesto a los cierres de
televisiones, de ERE’s injustos, a los cambios en materia eléctrica y hemos
salido a la calle para pedir una educación pública, gratuita y de calidad y
unos Hospitales y centros de salud públicos, faltaría más.
Lo último de lo último. Hemos dicho que no en las encuestas,
todavía solo en las encuestas, a una Ley antiaborto que convierte a las mujeres
en seres poco menos que inanimados e intelectualmente inferiores.
Pero no, no, el estallido social más fuerte de los últimos
cuatro o cinco años, y en una ciudad tan aparentemente apática como Burgos, no
ha sido por todo esto, que hubiera podido, ha sido porque van a remodelar una
calle quitando plazas de aparcamiento y reduciendo el paso de los coches que no
sean vecinos de la zona, transporte público o de seguridad, por cierto y por si
alguien lo duda, condeno la violencia, venga de quien venga.
No digo yo, que nadie lo entienda mal, que los vecinos de El
Gamonal en Burgos no tengan razón por oponerse a un proyecto de cerca de 15
millones de euros (eso de entrada, que luego ya se sabe), que me parece una
bestialidad de dinero cuando hay otros problema graves, muy graves en el
ambiente. Pero mira, por esos problemas, por el deterioro de la Sanidad, por el
deterioro de la Educación, por el deterioro de los Servicios Sociales no ha
habido estallido social. Por quitarle espacio a los coches sí.
Vivimos en una sociedad que parece tener más apego a sus 4 cilindros
y 1900cc que a la Sanidad y la Educación.
Debatían en la clase de mi hija la semana pasada sobre la contaminación
atmosférica y alguien dijo que una medida sería prohibir que
circularan tantos coches y aumentar el transporte público. Muy ofendido un
compañero la criticó porque “es mi libertad y mi derecho viajar en mi coche”.
Hemos confundido libertad con conducir un coche. Hemos
confundido derechos con posibilidades. El derecho es a moverse, a circular, a
viajar libremente, no a utilizar el coche privado en cualquier circunstancia, y
podremos hacerlo, claro que sí, pero siempre que no vaya contra el interés de
todos, el interés general a tener un aire de calidad, a poder pagar la factura
energética y de sumisión política de tener que importar el 100% del gasoil y la
gasolina que consumimos. Es entonces cuando tendremos que plantearnos que además de derechos individuales hay derechos colectivos, por
ejemplo, el derecho a una salud amenazada por los tubos de escape de nuestros
coches que deben prevalecer.
Por ello, y entendiendo también que los incidentes de El
Gamonal no son otra cosa que la gota que colmó el vaso. Quiero mostrar mi
decepción porque haya sido la restricción al tráfico de coches lo que haya
colmado el vaso y no la retahíla de derechos recortados, suprimidos o
ignorados, sobre todo por lo que puede suponer de precedente para aquellos
políticos que puedan ver con cierto miedo poner en marcha medidas de
restricción del tráfico privado tan inexcusables como eficaces para mejorar la
salud de los ciudadanos, pero quizás también, impopulares.
Es evidente que al PP nunca se le ha dado bien eso de
acordar, debatir, convenir y modificar con los vecinos los proyectos, y eso siempre
ayuda a solucionar los problemas, pero me consta que estos sucesos de Burgos retraerán
a más de uno de hacer cosas similares en sus municipios, lo cual, como siempre,
irá en perjuicio de la mayoría.
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