viernes, 31 de enero de 2014

Del Morroagua de Rascafría a las miciones Unisex de la Botella



Estar un par de días sin escribir algo, y si es una semana como en mi caso, peor, es que se te llene la cabeza de temas a los que hincarle el diente y nada, que no sabes que elegir. 

Hoy elijo una macedonia de frutas para aliñar con un poquito de mala leche, como siempre.

Leo que los vecinos de Rascafría quieren echar a su Alcaldesa, porque les quiere obligar a pagar el agua. Mira tú la tía lista. Si el resto no pagamos agua. Si al resto el recibo ese que nos pasan, pues na, es para que sepamos lo que gastamos, pero no pagamos agua. Nadie paga agua en este país.

Siendo serios. El verdadero problema del agua en Madrid y en España, es que es “demasiado barata” (sobre todo para los que más gastan) y sobre todo, que aún la utilizamos mal y por encima de nuestras posibilidades. 

En concreto en Rascafría el gasto estaba en algún caso por encima de los 1000 litros diarios por habitante, y mire usted, por mucho que en Rascafría piensen que el agua la inventaron ellos. Por mucho que les llegue a ellos antes que a los demás vía riachuelos y arroyos, el agua, como el aire, ES DE TODOS. Y por eso me parece a mí un poco “morro” llenar piscinas “by de face” (por la cara, vaya) y cuando se las quieren cobrar arremeter contra la Alcaldesa.

Dicen además estos vecinos que la Alcaldesa ha privatizado el agua por firmar un acuerdo con el Canal de YII. Estos vecinos deben tener línea directa con Aguirre o González o Victoria. Porque, que sepamos, los demás aún tenemos a nuestro Canal como empresa pública. Amenazada de privatización, es cierto, pero 100% pública a día de hoy. ¿Entonces a que privatización se refieren? Será a la suya. Privatizan el agua de todos para consumirla ellos sin pagar. Debe ser eso.

Me cuentan que la Comunidad de Madrid ha contado más de 5 millones de visitantes a los Espacios protegidos de nuestra región y me pregunto ¿Cómo puede estar un espacio protegido con tamaña marabunta dominguera?.

Se preocupa mucho el Consejero Borjamari de los visitantes y muy poco de los ocupantes.

Más de 15 años sin sacar adelante los instrumentos de conservación de las especies protegidas necesarios para nuestra región.

Un solo funcionario para vigilar estas especies protegidas.

Estos espacios tan visitados, sin Dirección (se han cargado poco a poco a todos los Directores), sin control ni participación (Los Patronatos cepillados a la mejor gloria de Doña Espe).

Tengo la impresión, como casi siempre, de que a los chavales del PP regional no les importa ni lo más mínimo el contenido de nuestros espacios protegidos, y si el negocio (político o económico) que le puedan sacar. Así nos va. Con esta filosofía habría que declararles Espacios naturales “en riesgo de protección”.

Buena noticia o casi.

Los vecinos de mi barrio (392 familias de la Ciudad de los Ángeles, Villaverde) entre ellos mi amada suegra, han denunciado a la Comunidad de Madrid, vía Asociación de Vecinos, porque les quieren robar su dinero, el que les dijo Aguirre que les iba a dar para que pusieran ascensor y la misma Esperanza luego no les ha dado, con carácter retroactivo la muy morros. 

Me dicen que lo tienen ganado, porque nuestra Constitución, esa con la que el Partido Popular se arropa cuando les interesa, garantiza que no se puede actuar y perjudicar, con carácter retroactivo. Veremos y ya os cuento lo que pase.

Por último, lo siento. Mi Seña Botella como siempre haciendo de las suyas.

Que ahora en los bares pequeños valdrá con tener un solo servicio “unisex”. 

Que moderno, válgame Dios. 

No sé si esto serán peras con manzanas o manzanas con aceitunas, pero lo que si tengo claro es que a las mujeres de Madrid les ha salido otro inconveniente más, porque o mucho me equivoco o los hombres vamos a seguir sin levantar la tapa del váter, así nos maten.

Pobriñas, si ya no teníais bastante con ser incapaces de tomar decisiones serias y lógicas con vuestra maternidad, ahora os va a tocar “mear” con la más fea. La Botella. Y que no falte. Botella Dimisión.

jueves, 23 de enero de 2014

Ecosistemas políticos



Los ecosistemas naturales (y los políticos también) son las estructuras donde los seres vivos vivimos (valga la redundancia), nos desarrollamos y por fin, morimos. Los ecosistemas son tremendamente diversos y cada uno de ellos reconoce características distintas.

El elemento fundamental para el buen funcionamiento de los ecosistemas es el intercambio, la interdependencia entre los distintos organismos dentro del sistema.

Los ecosistemas (naturales y políticos) reciben diversos impulsos, positivos o negativos, que concitan diversas formas de actuar.

Cuando estos impulsos son negativos, bien por agresiones externas, por falta de “credibilidad vital” o por pérdida de biodiversidad, la existencia de un número mayor de especies o diversidad biológica y de intercambio abierto entre ellos, confiere al ecosistema mayor capacidad de recuperación, porque habiendo un mayor número de especies éstas pueden absorber y reducir los efectos de los cambios ambientales. Esto reduce el impacto del cambio ambiental en la estructura total del ecosistema y reduce las posibilidades de un cambio desastroso.

Sin embargo cuando un ecosistema (que también podríamos llamar Partido Político) ve reducida de forma dramática su biodiversidad (falta de credibilidad social y apoyo electoral, unida a falta de pulso militante), el colapso del ecosistema es más que probable, sobre todo si el intercambio con otros ecosistemas no se produce o es bloqueado (cerrado) por barreras naturales, exceso de cautelas o tacticismos.

Desde el principio de la vida, los organismos han sobrevivido a continuos cambios por medio de la selección natural. Gracias a la selección natural las especies del planeta se han ido adaptando continuamente a los cambios. 

La mayoría de los ecosistemas cambia muy gradualmente y a medida que unas especies desaparecen van surgiendo o entrando otras.

Si los ecosistemas están bien “gobernados” son más resistentes a los cambios bruscos. En la ausencia de un equilibrio y de un intercambio en la naturaleza, la composición de especies de un ecosistema puede experimentar modificaciones que lleguen el colapso ecológico total.

Por lo tanto es evidente concluir, que cuanto más cerrado y menos diverso es un ecosistema, sobre todo los ecosistemas políticos, más fácil es que el colapso sea frecuente e irreparable. Por ello, el abrir el ecosistema al intercambio. Aumentar su biodiversidad, no solo no resulta dañino, sino que muy al contrario es el único arma para conseguir recomponer el equilibrio perdido.

Nota final: El intercambio y el crecimiento de la Biodiversidad en los ecosistemas no es un ardid, una estratagema para evitar el colapso, es, y esto es lo relevante, la forma natural de actuar. Por lo tanto, las primarias no pueden, no deben ser solo un  arma electoral, deben ser una forma de sentir y actuar, dentro y fuera del partido político, parte del ADN de la organización.

Pero…. ¿No estaba hablando yo de ecosistemas? Pues eso, Ecosistemas políticos.

lunes, 13 de enero de 2014

EL COCHE PRIMERO


Llevamos cuatro, cinco años de “recorte en recorte y tiro porque me quejo”. 

Cuatro, cinco años de crisis tras crisis. Hemos aprendido a vivir y a reconocer a la Prima del Riesgo.

Nos han bajado los sueldos, a los funcionarios y a los sin funcionariar.

Hemos sabido lo que es la privatización y la hemos sabido diferenciar de la externalización.

Hemos visto y nos hemos opuesto a los cierres de televisiones, de ERE’s injustos, a los cambios en materia eléctrica y hemos salido a la calle para pedir una educación pública, gratuita y de calidad y unos Hospitales y centros de salud públicos, faltaría más.

Lo último de lo último. Hemos dicho que no en las encuestas, todavía solo en las encuestas, a una Ley antiaborto que convierte a las mujeres en seres poco menos que inanimados e intelectualmente inferiores.

Pero no, no, el estallido social más fuerte de los últimos cuatro o cinco años, y en una ciudad tan aparentemente apática como Burgos, no ha sido por todo esto, que hubiera podido, ha sido porque van a remodelar una calle quitando plazas de aparcamiento y reduciendo el paso de los coches que no sean vecinos de la zona, transporte público o de seguridad, por cierto y por si alguien lo duda, condeno la violencia, venga de quien venga.

No digo yo, que nadie lo entienda mal, que los vecinos de El Gamonal en Burgos no tengan razón por oponerse a un proyecto de cerca de 15 millones de euros (eso de entrada, que luego ya se sabe), que me parece una bestialidad de dinero cuando hay otros problema graves, muy graves en el ambiente. Pero mira, por esos problemas, por el deterioro de la Sanidad, por el deterioro de la Educación, por el deterioro de los Servicios Sociales no ha habido estallido social. Por quitarle espacio a los coches sí.

Vivimos en una sociedad que parece tener más apego a sus 4 cilindros y 1900cc que a la Sanidad y la Educación.

Debatían en la clase de mi hija la semana pasada sobre la contaminación atmosférica y alguien dijo que una medida sería prohibir que circularan tantos coches y aumentar el transporte público. Muy ofendido un compañero la criticó porque “es mi libertad y mi derecho viajar en mi coche”.

Hemos confundido libertad con conducir un coche. Hemos confundido derechos con posibilidades. El derecho es a moverse, a circular, a viajar libremente, no a utilizar el coche privado en cualquier circunstancia, y podremos hacerlo, claro que sí, pero siempre que no vaya contra el interés de todos, el interés general a tener un aire de calidad, a poder pagar la factura energética y de sumisión política de tener que importar el 100% del gasoil y la gasolina que consumimos. Es entonces cuando tendremos que plantearnos que además de derechos individuales hay derechos colectivos, por ejemplo, el derecho a una salud amenazada por los tubos de escape de nuestros coches que deben prevalecer.

Por ello, y entendiendo también que los incidentes de El Gamonal no son otra cosa que la gota que colmó el vaso. Quiero mostrar mi decepción porque haya sido la restricción al tráfico de coches lo que haya colmado el vaso y no la retahíla de derechos recortados, suprimidos o ignorados, sobre todo por lo que puede suponer de precedente para aquellos políticos que puedan ver con cierto miedo poner en marcha medidas de restricción del tráfico privado tan inexcusables como eficaces para mejorar la salud de los ciudadanos, pero quizás también, impopulares. 

Es evidente que al PP nunca se le ha dado bien eso de acordar, debatir, convenir y modificar con los vecinos los proyectos, y eso siempre ayuda a solucionar los problemas, pero me consta que estos sucesos de Burgos retraerán a más de uno de hacer cosas similares en sus municipios, lo cual, como siempre, irá en perjuicio de la mayoría.