jueves, 14 de noviembre de 2013

NUNCA MÁIS UNA JUSTICIA INJUSTA




No al PHN, Nunca máis, No a la Guerra, Basta ya, son algunas de las frases más oídas durante el pasado decenio en las calles de toda España.

Empezamos con el Plan Hidrológico Nacional y la oposición de gran parte de Catalunya, Aragón, Castilla-La Mancha y una manifestación enorme, la primera gran manifestación en Madrid después de años y años de sequía manifestante, el 11 de marzo de 2001. Fue, nunca mejor dicho, la gota que colmó el vaso de 6 años de Gobiernos Populares y el segundo año de rodillo absolutista del ínclito Aznar.

En diciembre de 2002, unos día después del desastre del Prestige, participé en una manifestación de repulsa organizada por los Grupos ecologistas en la que estuvimos, siendo optimistas, 2.000 personas. En Febrero nos reunimos en Madrid, ya con el apoyo de todo el mundo, más de medio millón de personas gritando “NUNCA MAIS”. Tal era la dimensión de la catástrofe, que además movilizó por primera vez en la historia una marea de monos blancos solidarios que nadie ni esperaba ni alimento, fue un flujo inesperado pero a la vez imprescindible.

Ahora nos enteramos de que estas dos luchas, desiguales, pues era la fuerza de la razón contra la razón de la fuerza, el Partido Popular y sus satélites quieren eliminarlas, laminarlas, extinguirlas, anularlas como si no hubieran existido (en el caso del PHN a través de una mención en la Ley de Evaluación Ambiental permitiendo los trasvases de cuenca sin otro criterio que la decisión política).

Mientras escuchaba ayer al Juez del caso Prestige leer, el nunca mejor definido, fallo del tribunal, pensaba en las gentes de Carnota (donde estuve recogiendo chapapote en febrero de 2002) o en las de Vigo y Pontevedra (que me enseñaron miles de pájaros en cámaras frigoríficas asesinados por el cruel “chapapote” del Prestige y que pacientemente habían ido recogiendo de playas y acantilados para documentar las terribles secuelas de un cúmulo de decisiones desacertadas). En esas gentes, que deben pensar que los culpables del vertido del Prestige deben ser ellos por vivir en la Costa da Morte o en las Rias Baixas. O debemos ser también culpables los miles de voluntarios que acudimos a Galicia, a Asturias a Cantabría a Euskadi, a limpiar el petróleo vertido por la especulación y la irresponsabilidad.

Una justicia que tarda 11 años, no es justa.

Una justicia que es incapaz, por acción u omisión, de inculpar a quienes todo el mundo sabe que fueron los verdaderos responsables de las decisiones que llevaron a espolvorear de chapapote 1.600 Kms de costa atlántica, no es justa.

Una justicia que es incapaz de reconocer la responsabilidades de ese desastre, y que reconoce como “acertada” una decisión, la de alejar el barco a alta mar, a todos luces principal responsable de la catástrofe posterior, no es justa.

Pero no importa, seguiremos en la brecha, también para que decisiones como la de este tribunal no se vuelvan a producir nunca más, y para que no se nos olvide.

Hoy hablamos de las mareas, la blanca de la sanidad, la verde de la educación, pero estas mareas de hoy, la movilización ciudadana del 15M de 2011, se fraguaron, tuvieron su inicio en aquellas del Plan Hidrológico Nacional, en el NUNCA MAIS y en sus voluntarios, en el NO A LA GUERRA. Solo espero que como dice el refrán “de aquellos lodos estos chapapotes” aprendamos a cuidarnos de estos chapapotes también con el voto y cambiar muchas cosas, entre otras los juzgados. NUNCA MAIS

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