No al PHN, Nunca máis, No a la Guerra, Basta ya, son algunas
de las frases más oídas durante el pasado decenio en las calles de toda España.
Empezamos con el Plan Hidrológico Nacional y la oposición de
gran parte de Catalunya, Aragón, Castilla-La Mancha y una manifestación enorme,
la primera gran manifestación en Madrid después de años y años de sequía
manifestante, el 11 de marzo de 2001. Fue, nunca mejor dicho, la gota que colmó
el vaso de 6 años de Gobiernos Populares y el segundo año de rodillo
absolutista del ínclito Aznar.
En diciembre de 2002, unos día después del desastre del
Prestige, participé en una manifestación de repulsa organizada por los Grupos
ecologistas en la que estuvimos, siendo optimistas, 2.000 personas. En Febrero
nos reunimos en Madrid, ya con el apoyo de todo el mundo, más de medio millón
de personas gritando “NUNCA MAIS”. Tal era la dimensión de la catástrofe, que
además movilizó por primera vez en la historia una marea de monos blancos
solidarios que nadie ni esperaba ni alimento, fue un flujo inesperado pero a la
vez imprescindible.
Ahora nos enteramos de que estas dos luchas, desiguales,
pues era la fuerza de la razón contra la razón de la fuerza, el Partido Popular
y sus satélites quieren eliminarlas, laminarlas, extinguirlas, anularlas como
si no hubieran existido (en el caso del PHN a través de una mención en la Ley
de Evaluación Ambiental permitiendo los trasvases de cuenca sin otro criterio
que la decisión política).
Mientras escuchaba ayer al Juez del caso Prestige leer, el
nunca mejor definido, fallo del tribunal, pensaba en las gentes de Carnota
(donde estuve recogiendo chapapote en febrero de 2002) o en las de Vigo y Pontevedra
(que me enseñaron miles de pájaros en cámaras frigoríficas asesinados por el
cruel “chapapote” del Prestige y que pacientemente habían ido recogiendo de
playas y acantilados para documentar las terribles secuelas de un cúmulo de
decisiones desacertadas). En esas gentes, que deben pensar que los culpables
del vertido del Prestige deben ser ellos por vivir en la Costa da Morte o en
las Rias Baixas. O debemos ser también culpables los miles de voluntarios que
acudimos a Galicia, a Asturias a Cantabría a Euskadi, a limpiar el petróleo vertido
por la especulación y la irresponsabilidad.
Una justicia que tarda 11 años, no es justa.
Una justicia que es incapaz, por acción u omisión, de
inculpar a quienes todo el mundo sabe que fueron los verdaderos responsables de
las decisiones que llevaron a espolvorear de chapapote 1.600 Kms de costa
atlántica, no es justa.
Una justicia que es incapaz de reconocer la
responsabilidades de ese desastre, y que reconoce como “acertada” una decisión,
la de alejar el barco a alta mar, a todos luces principal responsable de la catástrofe
posterior, no es justa.
Pero no importa, seguiremos en la brecha, también para que
decisiones como la de este tribunal no se vuelvan a producir nunca más, y para que
no se nos olvide.
Hoy hablamos de las mareas, la blanca de la sanidad, la
verde de la educación, pero estas mareas de hoy, la movilización ciudadana del
15M de 2011, se fraguaron, tuvieron su inicio en aquellas del Plan Hidrológico Nacional, en el
NUNCA MAIS y en sus voluntarios, en el NO A LA GUERRA. Solo espero que como dice el refrán “de aquellos lodos estos chapapotes”
aprendamos a cuidarnos de estos chapapotes también con el voto y cambiar muchas cosas, entre otras los juzgados. NUNCA MAIS
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