A contramano, así me siento, pedaleando a contramano con
esto del casco en la ciudad.
Quienes me conocen, espero que muchos/as, saben
que llevo pedaleando por Madrid desde el año 90 o así. Me ha pasado de todo,
como a todos, hasta estuve más de 10 años sin coger la bici en Madrid por un
atropello, del que el casco me libró de una lesión grave, por cierto, o sin por
cierto, por eso tengo la postura que tengo.
Desde el primer día que decidí que mi bici, además de una
compañera de deporte, era mi medio de transporte favorito, he utilizado casco y
tengo que decir que lo he hecho por algo que me parece bastante evidente, por
sentido común.
Pero ahora me encuentro enfrentado a mis propios colegas del
ciclismo urbano, a mis compañeros ecologistas y hasta a mis compañeros de
opción política. ¿Qué me está pasando?. Creo que nada, simplemente mi experiencia
y mi sentido común me dicen que hago bien defendiendo el casco y la bici.
Que un casco protege más que no llevarlo no creo que
necesite explicación, es de sentido común (aunque ya sepamos que es el menos
común de los sentidos) y que es evidente que una recomendación, solo, no supone
su extensión, también es de sentido común.
Los argumentos que se ofrecen en contra de esa medida (el
uso obligatorio del casco en los ciclistas urbanos) me parecen demasiado superficiales y como máximo, tan demagógicos como cuando esos mismos o
parecidos se utilizan para defender otros proyectos u otras iniciativas
absolutamente rechazadas por todos/as, por sentido común.
Se dice que la obligación de circular con casco en las
ciudades limitaría la extensión de la bicicleta. Mi pregunta es ¿no será mejor
un ciclista menos que una lesión más?.
Y no hablo de accidentes provocados
por los coches, sino de caídas propiciadas por la falta de experiencia de esos
nuevos ciclistas urbanos que queremos incorporar (seguro que todos hemos visto alguno).
Ya sabemos que el casco en verano es un engorro, claro, pero
también lo es para las motos y sin embargo a nadie se nos ocurre pensar en “liberarles”
de ese suplicio (ya sé que ellas van a más velocidad, pero seguro que un golpe
contra el bordillo de cualquier calle a 20Kms/hora, que es una velocidad no muy
descabellada en una zona llana, es posible motivo de una lesión compleja si no
llevamos protegida la cabeza).
Además, eso me recuerda, sin ir más lejos, la argumentación
de quienes quieren proyectos como Eurovegas, por ejemplo, porque crea empleo y
hay mucho paro.
También se argumenta, que hay estudios que indican que el
casco en la bicicleta no evita ningún accidente de los más usuales. Madre mía.
Eso es aún más desalentador. Ahora sí que debemos prohibir a nuestros jóvenes y
adolescentes que practiquen el ciclismo o que lo hagan sin casco. Total, da lo
mismo.
En mi opinión, quienes se oponen a esta medida solo hablan
de los atropellos, de los accidentes producidos por los coches, cierto que son
la mayoría y los más graves, pero yo estoy pensando en otros accidentes que también se producen
y que podrían ser más generalizados si el uso de la bicicleta fuera masivo.
Estoy pensando en las caídas por falta de control de la bicicleta (en niños,
pero también y especialmente en adultos), en choques entre bicicletas, en esos
accidentes que un uso masivo de la bicicleta pueden generalizar y donde el mobiliario
urbano sería un valor de “accidentalidad” mucho más grande del que creo que se
ha tenido en cuenta.
Yo defiendo que la bicicleta debe circular por la calzada,
como un vehículo más, pero la realidad es que muchos usuarios lo hacen por
carriles bici colindantes con las aceras, por aceras-bici, y otro tipo de
entramados urbanos que hacen que no sean los coches los únicos elementos a
compartir con las bicis y por lo tanto también son otros los elementos que pueden favorecer la accidentalidad.
Desde luego es necesario, imprescindible llenar nuestras ciudades de bicis, pero con seguridad.
Espero que nadie se me enfade, pero solo quería explicar,
porque voy con mi bici a contracorriente y porque no me voy a quitar el casco.
Por sentido común.
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